En el año 2015 la ONU aprobó la Agenda 2030 con la intención de marcar el rumbo hacia una sociedad más justa e igualitaria en la que se implemente un modelo de desarrollo sostenible que permita generar bienestar y al mismo tiempo proteger el medio ambiente. Dentro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) previstos se encuentra proteger nuestro recurso más valioso: el agua.
El impacto del agua contaminada y la falta de saneamiento
El agua es fundamental para nuestra existencia, pero sigue siendo un recurso escaso para entre 2 y 3 mil millones de personas en el mundo, un problema que podría agravarse en las próximas décadas si no tomamos medidas inmediatas, según la UNESCO.
La escasez de agua pone en peligro los medios de subsistencia de muchas personas y representa un grave riesgo para la seguridad alimentaria a nivel mundial. La creciente incidencia de sequías extremas durante periodos de tiempo cada vez más prolongados también está estresando los ecosistemas, con consecuencias terribles para las plantas y los animales.
Los problemas con el agua no se limitan solo a su disponibilidad sino también a su potabilidad. En el mundo, 3 de cada 10 personas no tienen acceso a servicios de agua potable y 6 de cada 10 no tienen instalaciones de saneamiento seguras, según reveló Naciones Unidas. En la actualidad, más del 80 % de las aguas residuales de las actividades humanas siguen vertiéndose en el mar o los ríos sin recibir ningún tratamiento, lo que provoca su contaminación.
El acceso a agua limpia y saneamiento (ODS-6) no solo es un derecho humano, también es una condición imprescindible para la salud. Las enfermedades relacionadas con el agua contaminada y un saneamiento deficiente siguen siendo las principales causas de fallecimiento de niños menores de 5 años.
Cada año mueren más de 2 millones de personas en el mundo debido a enfermedades diarreicas, la inmensa mayoría por culpa de la falta de higiene y el agua insalubre. Desde cólera, disentería, hepatitis A, fiebre tifoidea, esquistosomiasis y poliomielitis, las personas contraen enfermedades que se podrían prevenir con una gestión hídrica adecuada.
Por una gestión más sostenible de los recursos hídricos
La gestión sostenible de los recursos hídricos es fundamental para optimizar la producción de alimentos e incluso la producción de energía, así como para garantizar un trabajo digno y un crecimiento económico sostenible a largo plazo. También nos permitiría preservar mejor los ecosistemas hídricos, terrestres (ODS-15) o marinos (ODS-14) y su diversidad biológica, combatiendo de manera más eficaz el cambio climático (ODS-13).
Un estudio realizado por el Grupo Banco Mundial, UNICEF y la OMS calculó que ampliar los servicios básicos de agua y saneamiento a las poblaciones que carecen de los mismos podría costar unos 28 400 millones de dólares anuales hasta 2030. Aunque parece un costo enorme, en realidad solo representa el 0,10 % de la producción total de los 140 países analizados.
De hecho, el impacto económico de no invertir en agua limpia y saneamiento es aún mayor. En la India, por ejemplo, las consecuencias y los costes económicos de la falta de saneamiento y acceso al agua potable implica una reducción del 6,4 % del PIB.
Más allá del coste económico que demanda la gestión eficiente del agua y los servicios de saneamiento, debemos tener claro que si no ponemos en marcha las infraestructuras adecuadas, millones de personas seguirán muriendo cada año porque no tienen acceso al agua limpia y saneamiento, seguiremos perdiendo diversidad biológica y los ecosistemas podrían sufrir daños irreversibles.
¿Qué podemos hacer para garantizar agua limpia a todos?
“Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos” es uno de los ODS que ha planteado Naciones Unidas. La meta es lograr que todos tengan acceso al agua potable a un precio asequible y a servicios de saneamiento e higiene adecuados en 2030.
Para lograrlo, Naciones Unidas propone una serie de acciones, como reducir la contaminación del agua eliminando el vertido de productos químicos, materiales peligrosos y aguas residuales sin tratar. También hace un llamado a proteger y recuperar los ecosistemas hídricos, así como a usar de manera más eficiente este recurso para poder garantizar un abastecimiento de agua dulce sostenible a lo largo del tiempo.
Sin embargo, los ODS relacionados con el agua limpia y saneamiento solo se podrán alcanzar poniendo en marcha una gestión integrada de los recursos hídricos a todos los niveles, implicando tanto a las comunidades locales como recurriendo a la cooperación internacional.
Es esencial apoyar a los países en desarrollo para que puedan implementar proyectos relacionados con el agua limpia y el saneamiento, como los que pone en marcha Eductrade, donde llevamos más de 40 años contribuyendo al progreso social.
Llevamos a cabo proyectos de infraestructuras hidráulicas aportando soluciones al ciclo integral del agua, ya sea el abastecimiento, saneamiento, tratamiento de las aguas (residuales, potable, desalación), regadíos, aprovechamiento hidroeléctrico, etc. Así ponemos nuestro granito de arena para proteger la salud de las personas y el ecosistema mientras impulsamos un desarrollo económico y social sostenible.