Con un simple movimiento podemos activar un interruptor y encender las luces de casa o la oficina. Es tan sencillo que no somos plenamente conscientes de la complejidad e importancia del proceso de generación de la energía y su distribución. Sin embargo, la electricidad desempeñó un papel esencial en la Segunda Revolución Industrial y es la base del desarrollo tecnológico actual.
En Eductrade sabemos que la energía es clave para la erradicación de la pobreza, el acceso a una atención medica de calidad, la reducción de la mortalidad y la mejora de la calidad de vida. Por eso, trabajamos en el desarrollo de proyectos de infraestructuras energéticas que produzcan electricidad de forma renovable y convencional, así como en su transporte y distribución. Tal es el caso de la Central de Ciclo Combinado de Manzanillo III en Colima, México, el complejo más grande del país, donde nos encargaremos de construir los edificios técnicos, las cimentaciones de equipos auxiliares y el canal de llamada de agua de mar.
¿En qué consiste la generación eléctrica?
Para garantizar el suministro de energía eléctrica, que no es más que la entrega de la misma a los consumidores través de las correspondientes redes de transporte y distribución, es necesario atravesar diferentes fases, desde la generación de la energía y su transformación para que pueda pasar a la red, hasta su transporte y distribución por el cableado, sin olvidar los servicios de comercialización.
La generación eléctrica consiste en transformar algún tipo de energía, ya sea térmica, eólica, nuclear o solar en energía eléctrica, para lo cual se recurre a las centrales eléctricas. Todo comienza con las fuentes de energía primarias, que pueden ser renovables, como el sol, las corrientes marinas, el viento, la biomasa, etc., o no renovables, como el petróleo, gas natural, carbón, uranio, etc., en cuyo caso se trata de recursos que se encuentran en la naturaleza en cantidades limitadas y se agotan.
Las centrales eléctricas son las instalaciones donde se transforma la energía recurriendo a generadores eléctricos y turbinas. De hecho, existen diferentes tipos de centrales eléctricas, desde las clásicas centrales termoeléctricas de gas natural o carbón, hasta las centrales nucleares, solares, eólicas, geotérmicas o hidroeléctricas.
Estas estructuras ubicarse lejos de los puntos de consumo, por lo que es necesario transportar la energía que generan. Además, las centrales eléctricas no venden la energía que producen directamente a los consumidores sino a las comercializadoras.
¿Cómo se produce la distribución eléctrica?
Una vez que se ha generado la energía, para distribuirla a los consumidores es necesario transportarla hasta las subestaciones eléctricas a través de las líneas de alta tensión. De hecho, para poder transportar la electricidad reduciendo las pérdidas de energía se aumenta su nivel de tensión.
Las instalaciones de alta tensión llevan la electricidad desde las centrales generadoras hasta las subestaciones eléctricas. Por motivos de seguridad, los cables de alta tensión se encuentran enterrados o en vías elevadas por torres eléctricas situadas a las afueras de los núcleos urbanos.
Cabe aclarar que la red de transporte de la energía eléctrica está mallada, lo cual significa que todos los puntos están interconectados, de manera que una incidencia en algún lugar no debe afectar el abastecimiento puesto que la electricidad puede proseguir por otra línea.
Las subestaciones eléctricas regulan la energía transformando la tensión, frecuencia, conexiones o número de fases de los circuitos. Algunas elevan la tensión generada para poder transportar la energía eléctrica y otras la reducen a una tensión media para facilitar su posterior distribución.
Finalmente, la energía eléctrica llega a los centros de transformación, los cuales suelen estar ubicados en los núcleos de consumo. Es un tipo particular de subestación eléctrica que forma parte del sistema de distribución donde se reduce la energía a baja tensión, normalmente a 400 voltios en trifásica y 230 en monofásica para que los usuarios puedan utilizarla. Las distribuidoras son las que se encargan de esa parte del sistema de suministro para que la electricidad pueda llegar a los consumidores.
La última fase del proceso de generación, transporte y distribución eléctrica es la comercialización, que queda en mano de las empresas comercializadoras de energía. Estas “acceden” a las redes de transporte o de distribución para vender la energía eléctrica a los usuarios. En práctica, adquieren la energía eléctrica necesaria para abastecer a sus clientes en el mercado mayorista de las compañías distribuidoras actuando como intermediarias entre estas y el consumidor final.