El agua es fundamental para la vida, pero también se ha convertido en un recurso cada vez más escaso. De hecho, ¿sabías que 2 mil millones de personas viven en países que sufren escasez de agua y que un número aún mayor carece de acceso a agua potable segura?
La ONU también ha señalado que el 80 % de las aguas residuales vuelven al ecosistema sin ser tratadas o reutilizadas, por lo que no es extraño que uno de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 sea mejorar la calidad del agua y fomentar su tratamiento adecuado para poder reutilizarla sin riesgos.
En Eductrade no solo desarrollamos proyectos de infraestructuras hidráulicas, sino que también buscamos soluciones innovadoras al ciclo integral del agua, ya sea para facilitar su desalación y potabilización o para fomentar su reutilización y la depuración de aguas residuales.
En la ciudad nicaragüense de Jinotepe, por ejemplo, tenemos un proyecto de rehabilitación, mejora y ampliación del sistema de agua potable para abastecer a 55.000 personas y en la Central de Ciclo Combinado de Manzanillo III de Colima, en México, la más grande del país, nos encargamos del uso y tratamiento de las aguas industriales.
¿Qué es el tratamiento del agua?
El tratamiento de aguas es un proceso mediante el cual se elimina o reduce significativamente la contaminación del agua, logrando que tenga las características adecuadas para el uso al que se quiere destinar, ya sea para que la población pueda beberla y usarla en sus hogares o para verterla en los cursos de agua sin contaminarlos.
Según el grado de contaminación del agua, su proveniencia y destino final, se someterá a diferentes tratamientos. Los tratamientos físicos, por ejemplo, son métodos en los que se separan los elementos sólidos que se encuentran en el agua mientras que los tratamientos químicos generalmente implican añadir ciertos productos para desinfectar el agua y eliminar los minerales o sustancias dañinas.
También existen tratamientos biológicos que se utilizan para eliminar la materia orgánica y los contaminantes coloidales recurriendo a microorganismos que actúan sobre las partículas en suspensión y la transforman en sólidos sedimentables. Este tipo de tratamiento inspirado en la propia naturaleza se suele utilizar para luego verter el agua en el medio natural de forma segura.
El tratamiento de aguas, una inversión en salud y sostenibilidad
- Mejora el acceso al agua potable
Aproximadamente dos tercios de la superficie del planeta están cubiertos de agua, pero apenas un 2,5 % de esa agua es dulce y sólo un 0,4 % o incluso menos es apta para el consumo humano. El proceso de potabilización y desalinización podría permitir que todo el mundo tenga acceso a un agua segura para su salud ya que elimina los minerales, virus, bacterias y otras sustancias nocivas que suelen encontrarse en esta.
- Protege la salud humana
En la actualidad, las aguas contaminadas causan la muerte de 1,5 millones de niños cada año, según la ONU. El tratamiento adecuado del agua, para garantizar que sea apta para el consumo humano, podría evitar esas muertes y muchas enfermedades causadas por el agua insalubre, desde la disentería y el cólera hasta la hepatitis A, la poliomielitis y la fiebre tifoidea. Unos sistemas de saneamiento eficientes y el tratamiento del agua pueden evitar que las personas se expongan a riesgos prevenibles para su salud.
- Disminuye la contaminación ambiental
La gestión inadecuada de las aguas residuales urbanas, agrícolas e industriales no solo representa un riesgo para la salud humana, sino también para los ecosistemas. Greenpeace estimó que tan solo la industria química vierte cada año más de 1 000 sustancias nuevas en el medioambiente. Muchos de esos compuestos orgánicos y químicos tienen una acción tóxica sobre la flora y la fauna, de manera que terminan convirtiéndose en un peligro para la supervivencia de las especies expuestas. El saneamiento del agua es esencial para devolverla a la naturaleza libre de grasas, aceites, productos químicos, materia orgánica potencialmente dañina e incluso agentes patógenos.
De esta forma se favorece el ciclo natural del agua, cuidando tanto la salud de las personas que la consumen como el bienestar de los ecosistemas que dependen de ella, protegiendo al mismo tiempo el recurso más valioso para la vida en nuestro planeta.
Foto de Kerem Karaarslan en Unsplash