La energía eléctrica es fundamental para el desarrollo socioeconómico. Sin embargo, es necesario generarla a partir de fuentes renovables y lograr que el proceso de producción y distribución sea más eficiente. Por ese motivo, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas consiste en “duplicar la tasa mundial de mejora de la eficiencia energética” con vistas a 2030.
La Unión Europea también ha fijado entre sus prioridades garantizar a toda la población el acceso a una energía segura, limpia y asequible. Para lograrlo, apoya y subvenciona diferentes proyectos de infraestructuras energéticas que permitan producir, almacenar y distribuir energía de forma eficiente.
El reto de la eficiencia en el mix energético con las renovables
Los mercados eléctricos están siendo sacudidos por grandes cambios en el plano regulatorio, tecnológico y social. La descarbonización de la economía supone un nuevo reto al demandar el desarrollo de un modelo energético que no solo sea sostenible sino también fiable.
El progresivo protagonismo de las tecnologías renovables en detrimento de los combustibles fósiles en el mix energético implica una mayor exposición a sus fluctuaciones e intermitencia, lo cual exige mecanismos de gestión más eficientes que garanticen el suministro energía eléctrica en todo momento.
El principal desafío consiste en lograr un sistema eléctrico flexible que se adapte a los cambios en la demanda energética usando sus recursos de manera más eficiente. Por tanto, es fundamental encontrar la combinación adecuada para suplir la disminución puntual de la producción de energía de fuentes renovables y buscar alternativas de almacenamiento para los momentos en que se produce un exceso de generación.
Las 3 claves para desarrollar proyectos de infraestructuras energéticas eficientes
Planificación estratégica
La planificación estratégica es lo que garantiza un enfoque integral y eficaz para optimizar los recursos y maximizar los resultados de los proyectos de infraestructuras energéticas. Se debe partir de una evaluación exhaustiva de las necesidades energéticas específicas de la región, así como de las demandas futuras en base al crecimiento previsto, las tendencias demográficas y las proyecciones de desarrollo económico para garantizar la sostenibilidad a largo plazo.
Habrá que hacer además un análisis detallado de los recursos energéticos disponibles para determinar las opciones de generación de energía más adecuadas y sostenibles para el proyecto teniendo en cuenta su capacidad de producción y fiabilidad. Así se logrará el mix óptimo que satisfaga las necesidades de la forma más eficiente posible.
Integración de tecnologías innovadoras
Implementar tecnologías innovadoras es fundamental para optimizar un proyecto de infraestructura energética y lograr que sea más eficiente, sobre todo cuando se integran fuentes de energía renovable. En ese caso, utilizar sistemas avanzados de almacenamiento, como baterías de alto rendimiento, permite absorber el exceso de energía generada para usarla cuando se produzcan picos de demanda y garantizar un suministro estable y continuo.
El uso de redes inteligentes también contribuye a integrar de manera más eficiente las fuentes de energía distribuidas y gestionar mejor la demanda energética. Estas redes incorporan la tecnología digital y domótica más avanzada para facilitar el intercambio bidireccional de energía e información en toda la infraestructura.
Asimismo, los sistemas de información y control automatizados permiten monitorear y optimizar el flujo de energía en tiempo real para realizar una distribución más equitativa y eficiente. Al brindar una imagen más precisa del consumo y la demanda energética, así como del estado de cada nodo, segmento y elemento, contribuyen a aumentar la eficiencia operacional de las líneas e identificar áreas de mejora para usar de forma más responsable todo el ciclo.
Aplicar criterios de eficiencia energética en la construcción y operación
La eficiencia de un proyecto de infraestructura energética comienza en la etapa de diseño, pero se extiende al proceso de construcción y posterior operación. Implementar estándares de construcción sostenibles, usar materiales ecológicos e integrar sistemas de aislamiento eficientes, siempre que sea posible, permite reducir significativamente el impacto ambiental de la obra y mejorar la eficiencia térmica de las estructuras disminuyendo la pérdida de energía desde la propia concepción.
Adoptar prácticas operativas eficientes, como programas de mantenimiento preventivo y monitorear con regularidad los sistemas energéticos, también garantizan un funcionamiento óptimo y alargan la vida útil de los equipos y la infraestructura.
En este sentido, es importante no descuidar la capacitación del personal en el uso de sistemas de control automatizados. Así se optimizará el rendimiento de la infraestructura energética mientras se reducen los costos operativos y de mantenimiento a largo plazo.
Eductrade está firmemente comprometida con el diseño e implementación de proyectos de infraestructuras energéticas eficientes. Aplicamos un enfoque integral que contribuye a suministrar electricidad de manera sostenible, económica y segura sentando las bases para un futuro energético más limpio y resiliente.